El Sistema Inmunológico (SI) es una suma de estructuras físicas y procesos biológicos que cumplen básicamente una doble función. Por un lado protege al organismo frente a la infección por patógenos (microorganismos que pueden producir enfermedades: virus, bacterias, parásitos…). Pero además y de forma complementaria, el SI tiene que ser capaz de reconocer como propios los componentes sanos del organismo. Cualquier desorden en una de estas dos capacidades (capacidad de eliminar a los agresores y de reconocer como propio lo que es) dará lugar a distintos tipos de enfermedades.
Básicamente se
distinguen dos tipos de respuesta
inmune:
1.- La respuesta inmune innata aparece en
todos los organismos, y es el conjunto de procesos que se desencadenan de forma
inespecífica cuando aparece un agresor. Incluye una serie de procesos:
La fiebre constituye una respuesta
fisiológica que activa el sistema
inmunológico, permitiéndole combatir a los agresores de forma más eficaz. Por
eso es discutible si se debe de tratar la fiebre con antitérmicos en muchos
procesos benignos. La fiebre no es específica de la infección y puede aparecer
en tumores, insolación, deshidratación…
La inflamación es otra de las respuestas
del organismo a la agresión externa, que tiene la doble función de contener
físicamente el foco de infección, incrementar el aporte de sangre local y
sintetizar compuestos que facilitan la respuesta inmune. Tampoco indica
infección de forma específica y puede aparecer en traumatismos, enfermedades
reumatológicas…
La activación de los leucocitos, que son
las células propias de la respuesta inmune innata y destruyen patógenos por fagocitosis (englobándolos y
destruyéndolos de forma directa). Existen distintos tipos de leucocitos
(neutrófilos, basófilos, eosinófilos y las natural-killers).
Este último tipo de células de nombre artístico (suena como Natural Born Killers o Killer Barbies) destruyen células de
forma específica y parecen controlar la destrucción de las células tumorales
que aparecen en el organismo, lo que puede tener importantes implicaciones
terapéuticas.
2.-La respuesta inmune adquirida supone un
sistema más evolucionado que sólo está presente en los vertebrados, y que en
los mamíferos adquiere su mayor complejidad. Supone que el organismo tiene la
capacidad de “recordar” agresiones
anteriores lo que le permite responder de forma más eficaz cuando es atacado
otra vez por el mismo agente. Los linfocitos
son las células propias de la respuesta inmune adquirida. Se diferencian
fundamentalmente de los leucocitos en que están programados para dirigirse
contra un objetivo concreto. Existen distintos tipos de linfocitos (B, T
colaboradores, T citotóxicos…), cada uno de ellos con una función específica.
Algún ejemplo
nos permitirá entenderlo de forma más sencilla. Algunos virus (por ejemplo el
de las paperas o el sarampión) sólo son capaces de producir infección una vez.
El organismo se queda con pequeñas fracciones del virus, lo programa en los
linfocitos y, si alguna vez vuelve a encontrarse con él lo eliminará de forma
inmediata. Este es el fundamento de las vacunas:
exponer al organismo a porciones de los virus (en lugar del virus completo) y
que aprenda a reconocerlo sin exponerse a la enfermedad.
Otros virus
son más inteligentes (bueno, es una figura literaria) y son capaces de cambiar
su apariencia para engañar al organismo. Por eso la gripe puede sufrirse en
varias ocasiones a lo largo de la vida y hay que diseñar vacunas cada año. Y
otros como el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) son tan extremadamente
mutantes que la obtención de una vacuna eficaz se hace muy complicada.
La complejidad
del SI hace que se relacione con alteraciones distintas. La más evidente son
las inmunodeficiencias (que
disminuye la capacidad de respuesta del organismo frente a las agresiones y
facilita la aparición de infecciones). El Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA) producido por el VIH pero existen decenas de enfermedades
distintas (genéticas, carenciales, tumorales…) que cursan con déficit del
sistema inmune.
Pero las
enfermedades que implican al SI son muchas más. Las alergias y reacciones de
hipersensibilidad (alimentarias, a pelo, polen, medicamentos, cutáneas…)
suponen una respuesta exagerada del SI frente a un estímulo que no produce
enfermedad. Las enfermedades autoinmunes
son un amplio grupo de trastornos (artritis reumatoide, diabetes tipo I,
enfermedad de Crohn, enfermedad celiaca, esclerosis múltiple…) que tienen en
común el hecho de que es el propio organismo quien ataca a sus estructuras al
reconocerlas como extrañas.
Finalmente, el
SI está muy relacionado con el cáncer.
Todos producimos células tumorales a lo largo de nuestra vida, que son
eficazmente eliminadas por el SI. La aparición de un tumor patológico está
relacionada con la pérdida o disminución de la capacidad inmunológica de
eliminarlo. La estimulación específica de algunas partes del SI mediante
fármacos es una de las vías de investigación más interesantes en el tratamiento
del cáncer.
Así, dentro
del campo de la psiconeuroinmunobiología, el estado psíquico puede condicionar
o contribuir (pero nunca causar, entendido como causa única) la evolución de
determinadas patologías. Pero dejaremos este tema para otra posterior
colaboración…
@fcaudevilla