Como comentábamos en entradas anteriores, con el uso prolongado de benzodiacepinas se corre el riesgo de desarrollar dependencia a la sustancia. Comentábamos también, que uno de los factores que influyen en que la persona no ponga en marcha los cuidados oportunos para el uso de una sustancia psicoactiva, tal y como son las benzodiacpeinas, se debe al hecho de que son pautadas por médicos.
Personalmente, tengo la sensación de que muchos médicos de atención primaria recetan de forma inapropiada estos fármacos. Entre otras cosas porque no es raro observar en nuestro entorno a personas que son tratadas (si es que se puede utilizar esta palabra) con benzodiacepinas para problemas de larga duración.
En este sentido, la Guía de Prescripción Terapéutica¹ (un libro poco sospechoso de ir en contra de médicos) recomienda el uso de benzodiacepinas para periodos cortos de tiempo (2-4 semanas); hace referencia a la contraindicación de usarlas en caso de ansiedad pasajera; y además, recomienda usarlas sólo para problemas de insomnio intenso. Y esto -de nuevo en mi opinión- pocas veces se cumple. Generalmente, se somete al paciente a largos periodos de uso de estos fármacos, a la vez que el propio paciente hace todo cuanto sea por escapar del mínimo malestar, muy propio en nuestra cultura occidental.
Con unos factores contextuales tan marcados (demasiada predisposición del médico a recetar y demasiada predisposición del paciente a ser eso: paciente) el riesgo de desarrollar dependencia se eleva respecto al de otras sustancias psicoactivas. ¿Pero qué sucede cuando una persona con cierto grado de dependencia tiene que abandonar el consumo de estas sustancias? Lo más normal es que aparezcan reacciones psicofisiológicas desagradables, como síndrome de abstinencia, efecto rebote o recaída.
En este momento, o justamente para prevenir estas reacciones desagradables, se inicia el tratamiento de deshabituación que en su formato ideal incluirá tanto pautas y estrategias psicológicas como pautas y estrategias farmacológicas. Se ha comprobado que el tratamiento combinado es más eficaz que el tratamiento farmacológico solo (Roca et al., 2011).
Las estrategias generales para el tratamiento de deshabituación, consisten en lo siguiente:
1. Programar un calendario de retirada progresiva del fármaco, supervisada por un médico. Respecto a este punto, consideramos especialmente relevante la implicación del paciente en el proceso.
2. El cambio de una benzodiacepinas de acción corta por otra de acción larga como por ejemplo diazepan.
3. Apoyo psicológico consistente en establecer nuevas estrategias y habilidades en el control de la sniedad, o en la prevención y manejo del insomnio.
Ya adelantábamos en la entrada anterior, que la vida media de la sustancia (en este caso, principalmente corta) favorece el desarrollo de dependencia a la vez que, su retirada, genera mayores síntomas de malestar debido a que su concentración en la sangre baja de forma muy rápida. Este factor va a ser clave en la deshabituación del consumo de benzodiacepinas , y es una de las razones por las cuales una de las primeras acciones que se toman en esta deshabituación es sustituir el uso de una benzodiacepinas de acción corta (por ejemplo, alprazolam) por otra de acción larga (por ejemplo, diazepan). Roca et al. dan las siguientes pautas:
1. Cambiar la molécula de acción corta a una dosis equivalente de diazepan (ver tabla más abajo), preferentemente por la noche.
2. Reducir la dosis de diazepan cada 2-3 semanas unos 2,5 mg. Si aparecen síntomas de abstinencia, mantener esa dosis hasta que mejoren.
3. Reducir la dosis muy lentamente. El tiempo total de retirada se puede extender hasta un año o más. En este sentido, otros autores proponen una serie de estrategias que el lector puede consultar en la bibliografía recomendada al final.
Con todo esto, nos gustaría cerrar la entrada con una serie de conclusiones:
1. El uso de benzodiacepinas está contraindicado en problemas de ansiedad o insomnio de larga duración. Para ellos, las estrategias conductuales o psicológicas son la mejor opción a la que la persona puede optar. No obstante, no se puede negar la utilidad de estas moléculas en el abordaje de problemas agudos de ansiedad o insomnio.
2. Tanto la duración del tratamiento como el uso de benzodiacepinas de semivida corta suponen dos factores de importancia a la hora de considerar el desarrollo de dependencia asociada a estas sustancias.
3. A la hora de comenzar la deshabituación del consumo de benzodiacepinas, la primera acción que conviene poner en marcha es la sustitución de la benzodiacepinas de acción corta (si se estuviera consumiendo) por otra de acción larga, como el diazepan. Posteriormente, se iría reduciendo la dosis de esta molécula hasta completar la retirada.
4. Dos de los factores que mayor contribución tienen en el desarrollo de dependencia de estos fármacos, tienen que ver -en nuestra opinión- con la inadecuada actuación de médicos de atención primaria en cuanto a pautar estos fármacos, y por la tendencia que se vive en nuestro contexto a escapar ante cualquier tipo de sufrimiento al mínimo de su aparición, aun cuando mucho de este sufrimiento es normal. Entre unos y otros se está reforzando la idea de que sufrir es anormal o patológico, motivo por el cual quedaría justificado el uso de psicofármacos.
Hasta la próxima entrada.
Bibliografía:
- Vicens Caldentey, C. y Fiol Gelabert F.: Abordaje de la deshabituación de benzodiacepinas en atención primaria. IT del Sistema Nacional de Salud, vol. 32. Nº2/2008:
http://www.msc.es/biblioPublic/publicaciones/docs/vol32_2DeshabBenzodiaAtenPrimaria.pdf
- Roca Andreu, M. y Delgado Cruz, L.: Retirada del tratamiento con benzodiacepinas. Bulletí d´informació terpèutica, vol. 22. Num 2. 2011.
Enlaces:
1. Guía de Prescripción Terapéutica:
http://www.imedicinas.com/GPTage/Open.php?Y2EwNHNlMDE%3D
Ya adelantábamos en la entrada anterior, que la vida media de la sustancia (en este caso, principalmente corta) favorece el desarrollo de dependencia a la vez que, su retirada, genera mayores síntomas de malestar debido a que su concentración en la sangre baja de forma muy rápida. Este factor va a ser clave en la deshabituación del consumo de benzodiacepinas , y es una de las razones por las cuales una de las primeras acciones que se toman en esta deshabituación es sustituir el uso de una benzodiacepinas de acción corta (por ejemplo, alprazolam) por otra de acción larga (por ejemplo, diazepan). Roca et al. dan las siguientes pautas:
1. Cambiar la molécula de acción corta a una dosis equivalente de diazepan (ver tabla más abajo), preferentemente por la noche.
2. Reducir la dosis de diazepan cada 2-3 semanas unos 2,5 mg. Si aparecen síntomas de abstinencia, mantener esa dosis hasta que mejoren.
3. Reducir la dosis muy lentamente. El tiempo total de retirada se puede extender hasta un año o más. En este sentido, otros autores proponen una serie de estrategias que el lector puede consultar en la bibliografía recomendada al final.
Con todo esto, nos gustaría cerrar la entrada con una serie de conclusiones:
1. El uso de benzodiacepinas está contraindicado en problemas de ansiedad o insomnio de larga duración. Para ellos, las estrategias conductuales o psicológicas son la mejor opción a la que la persona puede optar. No obstante, no se puede negar la utilidad de estas moléculas en el abordaje de problemas agudos de ansiedad o insomnio.
2. Tanto la duración del tratamiento como el uso de benzodiacepinas de semivida corta suponen dos factores de importancia a la hora de considerar el desarrollo de dependencia asociada a estas sustancias.
3. A la hora de comenzar la deshabituación del consumo de benzodiacepinas, la primera acción que conviene poner en marcha es la sustitución de la benzodiacepinas de acción corta (si se estuviera consumiendo) por otra de acción larga, como el diazepan. Posteriormente, se iría reduciendo la dosis de esta molécula hasta completar la retirada.
4. Dos de los factores que mayor contribución tienen en el desarrollo de dependencia de estos fármacos, tienen que ver -en nuestra opinión- con la inadecuada actuación de médicos de atención primaria en cuanto a pautar estos fármacos, y por la tendencia que se vive en nuestro contexto a escapar ante cualquier tipo de sufrimiento al mínimo de su aparición, aun cuando mucho de este sufrimiento es normal. Entre unos y otros se está reforzando la idea de que sufrir es anormal o patológico, motivo por el cual quedaría justificado el uso de psicofármacos.
Hasta la próxima entrada.
Bibliografía:
- Vicens Caldentey, C. y Fiol Gelabert F.: Abordaje de la deshabituación de benzodiacepinas en atención primaria. IT del Sistema Nacional de Salud, vol. 32. Nº2/2008:
http://www.msc.es/biblioPublic/publicaciones/docs/vol32_2DeshabBenzodiaAtenPrimaria.pdf
- Roca Andreu, M. y Delgado Cruz, L.: Retirada del tratamiento con benzodiacepinas. Bulletí d´informació terpèutica, vol. 22. Num 2. 2011.
Enlaces:
1. Guía de Prescripción Terapéutica:
http://www.imedicinas.com/GPTage/Open.php?Y2EwNHNlMDE%3D
También tengo la impresión de que el uso y el recetado de benzodiacepinas a largo plazo es lugar común.
ResponderEliminarRecuerdo que al menos en inglés, existe un grupo de ayuda que siguen pautas como las que indica el artículo, con mucha gente conocedora de los efectos de estas drogas y de los procesos de deshabituación.
Estos grupos son de interés, no ya sólo por el conocimiento que atesoran sino porque se suele tratar de gente que estuvo habituada y que por ello tienen la experiencia en cuanto a los intentos fallidos, los logros y el dar en fin, un excelente apoyo y feedback a las personas que quieren deshacerse del uso de las benzodiacepinas.
Es de interés también el ver que hay gente que llega a grupos como este debido a algún evento o persona que les hace ver que a lo mejor no están haciendo lo correcto tomando el "medicamento" de forma habitual.
No es raro ver que descubren sorprendidos, a posteriori, cómo las benzodiacepinas actúan y cómo se llega a la adicción.
Quizá el "engaño" o el error común es el pensar que no se trata de drogas sino de "medicamentos" por lo que "no pueden ser malas".
Aunque en los grupos de apoyo, nos encontraremos todo tipo de individuos, he de decir que en un grupo como este:
http://www.benzobuddies.org/
se encuentra una ayuda más que válida.
¿Sabéis si existe algún grupo similar en español?
Hola, Jorge.
ResponderEliminarMenudo honor tenerte por aquí. No conocía nada sobre el tema a nivel internacional. Así que siento decirte que a nivel nacional tampoco.
En cualquier caso, me parece lo suficientemente interesante como para hacer una búsqueda. Si encontrase algo, te lo comunico.
Muchas gracias por el aporte. Es realmente bueno.
Hola. Me ha gustado mucho el artículo. Es increíble la facilidad con la que se recetan benzodiacepinas en las consultas de cabecera, aunque creo que también pasa algo parecido con los antidepresivos.
ResponderEliminarSoy psicóloga y aficionada a la psicofarmacología, y creo que dentro del amplio grupo de benzodiacepinas habría que hacer alguna diferenciación. Aquí dices que es contraproducente en estados de ansiedad pasajera, sin embargo aluna benzodiazepinas son las más eficaces en trastornos de pánico. Creo que tendrían los médicos de cabecera que discriminar mucho mejor los trastornos de los pacientes para recetarles la medicación. Lo que quizás sería más eficaz que lo hiciera un psicólogo clínico, pero como todos sabemos, este sistema de salud no da para mucho.
Me ha gustado mucho su blog, y la concepción que tiene de que lo más eficaz es el tratamiento químico sumado al psicológico-conductual. Ya tiene una seguidora más.
Un saludo.
Pienso que el problema no solo es que se receten, sino que el personal se las toma con total tranquilidad.
ResponderEliminarEste sábado le pregunté a mi frutera por qué tenía cerrado el anterior y me dijo que se había tomado un diazepan porque le dolía la espalda de un golpe y que casi ni lo cuenta.
Con un poco de cabeza los psicólogos ahorrarían un dineral al sistema sanitario (hay estudios al respecto), pero quizás no interese...
DI NO a las drogas que promocionan la miseria y la ignorancia. Prefiero ser esquizo que probar esa mierda.
ResponderEliminarMuchas felicidades por la entrada.
ResponderEliminarYo también creo que como dices y comentan que se recetan benzodiacepinas alegremente en las consultas de los médicos de primaria y para tratamientos largos.
Ho hay suficiente información del tema, y los profesionales sabemos que los síndromes de abstinencia de las benzodiacepinas es uno de los peores.
Lo compartiré con una red de atención primaria, que seguro les encantará.
Un saludo
Merche González
Excelente su aporte a los adictos "iatrogénicos". Recomiendo revisar también el manual de la Dra. Alshton en español en: http://www.benzo.org.uk/espman/bzcha03.htm
ResponderEliminarSaludos
Hola, yo conseguí dejar el consumo de benzos gracias a este tipo de ayudas. Cuento mi historia personal en blog, http://deshabituacionbenzodiacepinas.blogspot.com.es/
ResponderEliminarSaludos